Se vale sentir, pero no se vale que tu sentimiento tome control de tus días. Si te detienes en una plaza, en un mall, o detienes tu auto en una luz y miras a tu alrededor, ¿el mundo se detiene contigo?
No, las personas continúan, siguen pagando, siguen comprando, siguen comiendo, siguen caminando, cruzan el semáforo. El tiempo no se detiene para nadie. Nacimos en un mundo donde sale el sol y se aprovecha el tiempo para hacer cosas y cuando cae la noche estamos cansados y dormimos.
Muchas veces se nos olvida que la vida tiene que continuar y eso se debe a que el tiempo no se detiene nunca. El sol sigue saliendo cada mañana mostrando Dios su fidelidad hacia nosotros. Y aunque a veces quisiéramos detener el tiempo es muy beneficioso que no se pueda. Porque no siempre todo está bien y necesitamos oportunidades para aprender, crecer, o simplemente pasar experiencias.
Estás experimentando algún tiempo en donde no encuentras cómo levantarte de la cama. Tus dias estan pasando sin ninguna meta a alcanzar, ningun proposito? A ver si te convenzo a que te sigas moviendo.
El tiempo a veces se ve así:
Muy normal, ¿no?
O, si estas en Texas, un minuto estás comiendo de lo más tranquilo en un restaurante y al siguiente minuto te llega un aviso al celular diciendo que estas peligro, que te escondas lejos de las ventanas, que no salgas, y ves cómo llegan nubes negras con vientos fuerte y acompañado de granizo. Eso no estaba en el plan del tiempo que vimos en la mañana antes de salir. El tiempo es impredecible. Estamos vulnerables a todos estos cambios. La experiencia nos dice que debemos prepararnos para cada evento que podamos enfrentar. Ahora, no siempre estamos preparados.
¿Qué pasa cuando nos enfrentamos a sucesos imprevistos? Nuestro cerebro reacciona y tiene que procesar el dolor, la frustración, el choque. Eventos imprevistos detienen nuestros hábitos diarios y tenemos que detenernos a pensar que haremos para resolver. Pero a veces no tenemos las herramientas para resolver y por tal razón ese evento nos detiene y no queremos hacer nada. Nada nos motiva y nada nos importa. No es tan fácil como decirte ¡levántate que todo lo puedes en Cristo que te fortalece!. Aunque la palabra de Dios es verdad, si tu no la puedes recibir en ese momento no podrá hacer el efecto.
Podemos cometer el error de pensar que no hay solución y dejar que nuestras esperanzas se acaben.
Deten el Tiempo!
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Salte de la rutina. Yo se que no es tan fácil porque hay que ir a trabajar o hay que cuidar los hijos y proveer alimentos. Ve por otra ruta a tu casa. Encuentra un espacio en donde puedas mirar algo diferente.
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Respira mas profundo. Cuando respiramos nuestro cerebro recibe oxígeno que lo ayuda a concentrarse y tener más claridad en los pensamientos. No perdemos nada con detenernos 5 minutos para simplemente respirar.
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Concentra tu mente en el ahora. Mientras estés en el trabajo dedícale el tiempo a lo que haces en el momento, si es la gente pues a la gente, si son documentos pues al documento y a las metas que tenga tu compañía para ese día. Si estás con tus hijos o familias, observalos y vive el presente.
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Mira hacia arriba. No sabría cómo explicar mi experiencia de cuando miró hacia el cielo, hacia la montaña o hacia lo lejos. Son esos momentos de desesperanza que cuando miro hacia arriba y veo que es tan alto, tan grande y hermoso, tantos detalles en los cuales yo ni ningún ser humano tuvo algo que ver, que tengo que decir que hay un ser más grande que yo.
Está bien llorar, está bien gritar, está bien querer descanso de los pensamientos que nos invaden.
Lo único que puedo decir es que no te rindas, que sigas luchando cada día con ese sentimiento y que aunque no quieras hacerlo, declares la palabra de Dios a tu vida. Si como quiera te sientes así y tienes que despertar cada dia. Quizas tienes que trabajar, tienes que comer algo, y dar cara a la gente. Si eres madre, esposa y como quiera te vas a levantar sintiendote así cada dia, tiene que llegar un momento cuando digas, okay déjame hacer algo diferente a ver que pasa. Comienza a declarar la palabra de Dios aunque sea una lucha fuerte, porque te sentirás bien un ratito pero luego volverán los sentimientos que oprimen y te encierran. Comienza de nuevo cada momento que sea necesario.
¿Qué pasajes bíblicos puedes leer? Puedes comenzar con los Salmos. Aquí te dejo algunos para que los guardes en tu corazón y aunque no estés pasando por algo difícil en estos momentos, cuando te llegue el momento vengan a tu memoria.
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Vuélvete a mí y ten misericordia de mí, porque estoy solo y profúndamente angustiado.
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Mis problemas van de mal en peor, ¡oh, líbrame de todos ellos! Siente mi dolor, considera mis dificultades.
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Pero a mí, afligido y dolorido, que tu salvación, Dios, me proteja. Alabaré el nombre de Dios con cánticos y lo glorificaré con acción de gracias.
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